Ilustración de Carlos Flaqué Monllonch
La libertad es una cárcel mientras haya
un sólo hombre esclavo en la
tierra.
Stepan Fedorov (Les Justes. Albert Camus)
un sólo hombre esclavo en la tierra.
Albert
Camus es un referente de la Filosofía del
Absurdo, un excelente escritor de estilo cuidado y profundo pensamiento,
sagaz y fulminante como una daga afilada. Fue militante de la Resistencia
durante la Segunda Guerra Mundial y fundó el diario clandestino Combat. Siempre
estuvo mal visto por el sistema llegando incluso a ser considerado un peligroso "enfant
terrible". Desgraciadamente murió
en un accidente automovilístico en 1960, tres años después de recibir
el Premio Nobel de Literatura (1957). Tras de sí dejó sí una estela de grandes
obras que son referencia en la historia del saber mundial: La
Peste, El
Extranjero, El
Mito de Sísifo, El
Hombre Rebelde, Los
Justos, entre otras.
El pasado 7 de noviembre del 2016, se cumplieron 103
años de su nacimiento en Dréan, Argelia (1913) y el 4 de enero del 2016 se
conmemoraron 58 años de su muerte. Camus fue capaz de generar hondas
reflexiones sobre la condición humana y dinamitarlas al mismo tiempo en busca de respuestas. Se
enfrentó al cristianismo, al marxismo y al existencialismo
ortodoxo, así como a todas aquellas ideas que aprisionaban y alejaban la
vida del hombre sin ofrecerle una salida humana coherente. Se especula que su
muerte fue orquestada
por el KGB soviético.
Los Justos (en francés Les Justes), es un drama compuesto en cinco actos bajo la estructura de una teatral. Fue estrenada en
el Théâtre
Hébertot de París, el 15 de diciembre de 1949, año en que se fundó, por una parte, la República Comunista Popular China de Mao Tse Tung y, por otra, la OTAN
para hacer frente al avance progresivo del socialismo en el mundo. Al mismo tiempo, Alemania se dividió en dos bloques contrapuestos fraccionando a Europa. Francia perdió Laos como colonia, y la Unión Soviética detonó su primera bomba
atómica. La Guerra Fría estaba
en su pleno auge.
Dentro de este enclave histórico aparece Los Justos,
una obra que se desarrolla dentro del violento entramado de la Revolución Rusa de 1905, en cuyo meollo se desata el ideologismo extremo
de un grupo de agitadores que buscan atacar la autocracia zarista de Nicolás
II. Inspirado en un hecho real, relata
el asesinato de Sergio
Alexandróvich, gobernador de Moscú, más conocido como el Duque Sergio de Rusia. Poco
tiempo después se gestaría la Revolución de Octubre de 1917.
El principal tema de este libro es la libertad y
la lucha contra el despotismo, un referente común en varias obras camusianas.
Los personajes aparecen dispuestos a dar todo por su pueblo pero el antagonismo
imperante entre Ivan
Kaliayev -eje idealista de la revolución- y Stepan
Fedorov -símbolo duro de la misma- desatará un profundo conflicto
moral que pondrá en la palestra el concepto de justicia según las percepciones de
los distintos integrantes de la organización terrorista.
Partiendo de esta premisa la obra plantea diversos interrogantes. ¿Qué es la justicia? ¿Quién puede definir lo qué es justo y lo que no? ¿Existe alguna justificación para cometer terrorismo? ¿Es justo matar
a un hombre o varios si con su asesinato se crea justicia para otros seres
humanos? ¿Es justo matar a civiles o niños si con su muerte se hace justicia?
Si en estos sentidos se asume que matar es justo, ¿dónde reside entonces el
límite? ¿Se
puede crear una sociedad justa cometiendo asesinatos justificados ideológicamente?
Para entender el pensamiento de Camus y las contradicciones que se analizan en su obra, hay que partir de tres vertientes fundamentales, su vida
privada, sus quiebras ideológicas y la situación que el mundo atravesaba
en ese momento. Sin lugar a dudas, Camus es un claro ejemplo de autor
comprometido con la realidad social, política y psicológica de su tiempo. Analicemos dichas partes.
En lo personal, la ruptura con su mujer, la angustia por la tuberculosis que padecía, su desencanto ideológico y
posterior quiebra con las doctrinas comunistas, esbozaron prontamente las bases
de lo que sería su Filosofía del Absurdo y su Humanismo. En lo
externo, la pérdida del valor de la vida en los conflictos bélicos, el
contexto aniquilador que desatan los mismos y la crueldad de la condición
humana en la guerra, fueron minando por completo sus convicciones acerca la
existencia humana, llevándole a una posición filosófica cercana a los
sinsentidos del hombre.
La apatía, el asesinato, la muerte, el desengaño, todo
aquello que marca los conceptos que fundamentan gran parte de la Humanidad, se muestra
absurdo y desencadena una indiferencia que termina por desconectar el
hombre del mundo. Surge entonces la perplejidad que a su vez da paso
a un sentimiento de auto extrañeza que desemboca en lo absurdo
de la existencia. El individuo se convierte en un sujeto sin identidad,
alienado, que adopta la actitud de un espectador desinteresado que contempla la
realidad sin mostrar interés. Llegados a este punto cabe preguntarse: ¿merece
la pena vivir? ¿Es posible existir inmerso en una vida carente de
significados, sin postulados, sin esperanzas, sin desahogos o evasiones? El
hombre se enfrenta a lo absurdo y a su destino como una nave a la deriva. La muerte o la esperanza aparecen en ese momento como únicas
salidas posibles pero ninguna de ellas convence a Camus. El suicidio y la fe son
claves que llevan implícito el fracaso. Los seres humanos actúan guiados por la
contradicción múltiple de aquello que creen y sostienen. El único sentido que
resta para la vida es sin duda la capacidad de rebelión: el hombre que se
rebela es el único hombre que realmente es libre de la tierra.
Teniendo en cuenta que en la trayectoria literaria de Camus
se manifiesta una constante preocupación por descubrir las salidas liberadoras
a los conflictos que minan la condición humana, comparar Los Justos con
otras obras del autor es una tarea necesaria aunque arduamente
compleja. En Camus todas sus obras se enlazan entre sí, barajando conceptos y
entornos acerca de lo que es lo absurdo y la superación del mismo. Pero de todas ellas
quizás las más cercanas a Los Justos sean La Peste y El Hombre Rebelde, un tándem
mortífero que se amalgama como una red directa a la esencia de los problemas
planteados. La Peste representa el mal moral, la epidemia que golpea y hace
sufrir a los inocentes (la rebelión se vislumbra como única salida; el
desafío y la negativa sucumben ante el absurdo). El Hombre Rebelde esgrime la
lucha del hombre libre contra las barreras de lo absurdo (la rebelión nace
del espectáculo de la sinrazón, ante una condición injusta e incomprensible).
Sólo a través de la revuelta, el ser humano obtiene un sentido a la vida y a la
libertad. Los Justos, por tanto, nos plantea el dilema de la lucha contra ese
mal y las dificultades que angustian al hombre pero que, al mismo tiempo, le
hacen dudar de los aspectos diferenciales de una moralidad rebelde (un fin
que necesita de medios injustos no es un fin justo).
Estamos pues ante uno de los más grandes pensadores del
siglo XX, un monstruo pensante atípico, que muerde la yugular de la realidad
existencial de los seres humanos. Sus libros son tremendos desarticuladores de
la conciencia humana y del sistema. Toda la operativa de su trabajo es un
complejo periplo de análisis y desarrollo que postulan, paso a paso, los
conceptos fundamentales de su pensamiento. Son obras que se agarran como un
hilo conductor del que ya no es posible desprenderse hasta llegar al final. El
mensaje de Los Justos es un golpe de martillo contundente que da a entender que lo más dañino para la sociedad es ese terrorismo de masas que no hiere a los que
mandan, que bien protegidos están, sino a la multitud de civiles sin defensa y
sin responsabilidades que se derivan del mismo.
Carlos Flaqué Monllonch
Articulo publicado por la Universidad Internacional de la Rioja
Carlos Flaqué Monllonch
Articulo publicado por la Universidad Internacional de la Rioja