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BLOG DE CRÍTICA Y REFLEXIÓN SOBRE ARTE Y ACTUALIDAD CULTURAL

martes, 14 de febrero de 2017

LOS JUSTOS, ALBERT CAMUS

Ilustración de Carlos Flaqué Monllonch

La libertad es una cárcel mientras haya 
un sólo hombre esclavo en la tierra.
Stepan Fedorov (Les Justes. Albert Camus)

Albert Camus es un referente de la Filosofía del Absurdo, un excelente escritor de estilo cuidado y profundo pensamiento, sagaz y fulminante como una daga afilada. Fue militante de la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial y fundó el diario clandestino Combat. Siempre estuvo mal visto por el sistema llegando incluso a ser considerado un peligroso "enfant terrible". Desgraciadamente murió en un accidente automovilístico en 1960, tres años después de recibir el Premio Nobel de Literatura (1957). Tras de sí dejó sí una estela de grandes obras que son referencia en la historia del saber mundial: La PesteEl ExtranjeroEl Mito de SísifoEl Hombre Rebelde, Los Justos, entre otras.

El pasado 7 de noviembre del 2016, se cumplieron 103 años de su nacimiento en Dréan, Argelia (1913) y el 4 de enero del 2016 se conmemoraron 58 años de su muerte. Camus fue capaz de generar hondas reflexiones sobre la condición humana y dinamitarlas al mismo tiempo en busca de respuestas. Se enfrentó al cristianismo, al marxismo y al existencialismo ortodoxo, así como a todas aquellas ideas que aprisionaban y alejaban la vida del hombre sin ofrecerle una salida humana coherente. Se especula que su muerte fue orquestada por el KGB soviético.

Los Justos (en francés Les Justes), es un drama compuesto en cinco actos bajo la estructura de una teatral. Fue estrenada en el Théâtre Hébertot de París, el 15 de diciembre de 1949, año en que se fundó, por una parte, la República Comunista Popular China de Mao Tse Tung y, por otra, la OTAN para hacer frente al avance progresivo del socialismo en el mundo. Al mismo tiempo, Alemania se dividió en dos bloques contrapuestos fraccionando a Europa. Francia perdió Laos como colonia, y la Unión Soviética detonó su primera bomba atómica. La Guerra Fría estaba en su pleno auge.


Dentro de este enclave histórico aparece Los Justos, una obra que se desarrolla dentro del violento entramado de la Revolución Rusa de 1905, en cuyo meollo se desata el ideologismo extremo de un grupo de agitadores que buscan atacar la autocracia zarista de Nicolás II. Inspirado en un hecho real, relata el asesinato de Sergio Alexandróvich, gobernador de Moscú, más conocido como el Duque Sergio de Rusia. Poco tiempo después se gestaría la Revolución de Octubre de 1917.

El principal tema de este libro es la libertad y la lucha contra el despotismo, un referente común en varias obras camusianas. Los personajes aparecen dispuestos a dar todo por su pueblo pero el antagonismo imperante entre Ivan Kaliayev -eje idealista de la revolución- y Stepan Fedorov -símbolo duro de la misma- desatará un profundo conflicto moral que pondrá en la palestra el concepto de justicia según las percepciones de los distintos integrantes de la organización terrorista.

Partiendo de esta premisa la obra plantea diversos interrogantes. ¿Qué es la justicia? ¿Quién puede definir lo qué es justo y lo que no? ¿Existe alguna justificación para cometer terrorismo? ¿Es justo matar a un hombre o varios si con su asesinato se crea justicia para otros seres humanos? ¿Es justo matar a civiles o niños si con su muerte se hace justicia? Si en estos sentidos se asume que matar es justo, ¿dónde reside entonces el límite? ¿Se puede crear una sociedad justa cometiendo asesinatos justificados ideológicamente?

Para entender el pensamiento de Camus y las contradicciones que se analizan en su obra, hay que partir de tres vertientes fundamentales, su vida privada, sus quiebras ideológicas y la situación que el mundo atravesaba en ese momento. Sin lugar a dudas, Camus es un claro ejemplo de autor comprometido con la realidad social, política y psicológica de su tiempo. Analicemos dichas partes.


En lo personal, la ruptura con su mujer, la angustia por la tuberculosis que padecía, su desencanto ideológico y posterior quiebra con las doctrinas comunistas, esbozaron prontamente las bases de lo que sería su Filosofía del Absurdo y su Humanismo. En lo externo, la pérdida del valor de la vida en los conflictos bélicos, el contexto aniquilador que desatan los mismos y la crueldad de la condición humana en la guerra, fueron minando por completo sus convicciones acerca la existencia humana, llevándole a una posición filosófica cercana a los sinsentidos del hombre.

La apatía, el asesinato, la muerte, el desengaño, todo aquello que marca los conceptos que fundamentan gran parte de la Humanidad, se muestra absurdo y desencadena una indiferencia que termina por desconectar el hombre del mundo. Surge entonces la perplejidad que a su vez da paso a un sentimiento de auto extrañeza que desemboca en lo absurdo de la existencia. El individuo se convierte en un sujeto sin identidad, alienado, que adopta la actitud de un espectador desinteresado que contempla la realidad sin mostrar interés. Llegados a este punto cabe preguntarse: ¿merece la pena vivir? ¿Es posible existir inmerso en una vida carente de significados, sin postulados, sin esperanzas, sin desahogos o evasiones? El hombre se enfrenta a lo absurdo y a su destino como una nave a la deriva. La muerte o la esperanza aparecen en ese momento como únicas salidas posibles pero ninguna de ellas convence a Camus. El suicidio y la fe son claves que llevan implícito el fracaso. Los seres humanos actúan guiados por la contradicción múltiple de aquello que creen y sostienen. El único sentido que resta para la vida es sin duda la capacidad de rebelión: el hombre que se rebela es el único hombre que realmente es libre de la tierra.

Teniendo en cuenta que en la trayectoria literaria de Camus se manifiesta una constante preocupación por descubrir las salidas liberadoras a los conflictos que minan la condición humana, comparar Los Justos con otras obras del autor es una tarea necesaria aunque arduamente compleja. En Camus todas sus obras se enlazan entre sí, barajando conceptos y entornos acerca de lo que es lo absurdo y la superación del mismo. Pero de todas ellas quizás las más cercanas a Los Justos sean La Peste y El Hombre Rebelde, un tándem mortífero que se amalgama como una red directa a la esencia de los problemas planteados. La Peste representa el mal moral, la epidemia que golpea y hace sufrir a los inocentes (la rebelión se vislumbra como única salida; el desafío y la negativa sucumben ante el absurdo). El Hombre Rebelde esgrime la lucha del hombre libre contra las barreras de lo absurdo (la rebelión nace del espectáculo de la sinrazón, ante una condición injusta e incomprensible). Sólo a través de la revuelta, el ser humano obtiene un sentido a la vida y a la libertad. Los Justos, por tanto, nos plantea el dilema de la lucha contra ese mal y las dificultades que angustian al hombre pero que, al mismo tiempo, le hacen dudar de los aspectos diferenciales de una moralidad rebelde (un fin que necesita de medios injustos no es un fin justo).

Estamos pues ante uno de los más grandes pensadores del siglo XX, un monstruo pensante atípico, que muerde la yugular de la realidad existencial de los seres humanos. Sus libros son tremendos desarticuladores de la conciencia humana y del sistema. Toda la operativa de su trabajo es un complejo periplo de análisis y desarrollo que postulan, paso a paso, los conceptos fundamentales de su pensamiento. Son obras que se agarran como un hilo conductor del que ya no es posible desprenderse hasta llegar al final. El mensaje de Los Justos es un golpe de martillo contundente que da a entender que lo más dañino para la sociedad es ese terrorismo de masas que no hiere a los que mandan, que bien protegidos están, sino a la multitud de civiles sin defensa y sin responsabilidades que se derivan del mismo.

Carlos Flaqué Monllonch
Articulo publicado por la Universidad Internacional de la Rioja