TICK TACK, TIEMPO, ESPACIO Y COMUNICACIÓN

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BLOG DE CRÍTICA Y REFLEXIÓN SOBRE ARTE Y ACTUALIDAD CULTURAL

jueves, 22 de noviembre de 2018

THE WALL, ASPECTOS PSICOLÓGICOS DE LA OBRA



En las letras de The Wall reside parte de la clave para descifrar la esencia del ser y su relación con la sociedad. Todo gira en torno a un muro, un muro que vamos construyendo a medida que vamos creciendo y que al final de la existencia  se derrumba por sí mismo. Nuestra vida se compone de ladrillos, bloques de tamaño y material concretos, que se unen para formar una arquitectura determinada, en la cual se forman porosidades y aluminosis que corroen la estructura que sostiene ese edificio personal, y que al final pasan a formar parte de una historia arqueológica como piedras que un día fueron, convirtiéndose en simples ruinas, como ocurre al final de la vida del ser humano.

Sigmund Freud mencionó en uno de sus libros que las novelas psicológicas describen desde dentro a una persona que mira desde afuera a otras personas. Esa división es la alienación que evidencia el sujeto encerrado en su propia pared interior, que a la vez le aísla y le protege de lo externo. En el caso que nos ocupa, The Wall representa una dura defensa interna del ser que lo ha perdido todo dejándolo inerte ante la sociedad y sus propios miedos y frustraciones: la desprotección y la obediencia retrospectiva, la sobreprotección maternal, el fracaso matrimonial, la angustia y la desgracia interior, permanentemente condensada en fobias, pesadillas, deseos prohibidos y ambivalentes hasta que al final, preso de una completa huida mental, es juzgado simbólicamente. La autobservación y la conciencia moral tejen una maraña de procesos que confieren a The Wall el valor de ser una historia audiovisual de fuertes y profundas proporciones psicológicas dignas de un exhaustivo y riguroso análisis y estudio. La estructuración del inconsciente del protagonista a cargo de la fantasía degenerativa que genera por sí mismo, crea un mundo fantasmagórico paralelo donde el afecto va y viene convirtiendo el objeto fóbico en una angustia sin salida.


Al margen de su belleza plástica y literaria, las letras de The Wall encierran un fuerte contenido psíquico que pone en alerta a todos los mecanismos defensivos del individuo. La carga es tan brutal que todo se viene abajo, ese muro que poco a poco se va construyendo como un falso mundo protector existencial y exterior y que finalmente cae derribado por la propia culpabilidad llevada al su límite máximo: la locura. The Wall es un drama humano que termina con la muerte psicológica del ser para que éste vuelva a renacer de sus propias cenizas.

Pero los miedos siempre acechan, porque el mundo es un caos incomprensible, siempre en constante contradicción y vacío. Todo daña, todo hace sufrir, nada merece la pena y el sufrimiento termina por devorar el cuerpo y la mente. Los gusanos psíquicos se encargan de ello. Todo empieza con una sensible pérdida que genera una infección anímica que va creciendo hasta alcanzar la globalidad que se va adueñando lentamente de todo el sistema defensivo, como un virus incontrolable ajeno a las vacunas y que termina por hacer caer todo el muro psicológico que aparentemente defendía al sujeto. Ni el amor, ni el sexo, ni la amistad, ni la educación, ni la sociedad, ni las ideas, son capaces de sanar el quiebro anímico del ente sensible abocado a la Nada. Somos fuertes en apariencia pero cualquier bocanada imprevista puede hacernos zozobrar hasta las máximas profundidades. A veces la caída de una pieza vital conduce al derrumbamiento de todo el edificio.

Siente la bilis ascender
desde tu culpable pasado
con tus nervios hechos polvo.
Cuando la concha del berberecho
se rompa en pedazos
y los martillos echen la puerta abajo,
mejor será que corras como el demonio
mejor será que corras todo el día
que corras toda la noche
y guardes tus sucios sentimientos
bien dentro de tí.


Escenas como la muerte de un padre admirado y deseado a una edad muy temprana, la emotividad extrema de una madre solitaria que arropa obsesivamente a su hijo ante la carencia de su marido, o la escena del niño que ama y cuida a su mascota hasta la muerte de esta y las fiebres que contrae de ella. Tampoco se puede olvidar la animación con las dos flores que, simbolizando el amor, se seducen entre sí hasta que al final terminan presas de un loco proceso de destrucción y transformación. Asimismo conviene recordar esas llamadas telefónicas desesperadas que nadie responde, o la fijación hipnótica ante el televisor como única puerta a otra realidad controlable, o esa escena donde una atractiva “groupie” ni siquiera es capaz de emocionar al protagonista tremendamente colgado hasta que, preso de un escape de ira, termina por destruir el apartamento para luego iniciar la reconstrucción de las piezas rotas siguiendo un orden simétrico y meticulosamente ordenado. Inolvidable es al mismo tiempo la secuencia de los gusanos devorando la carne del ser amorfo, inhumano, monstruosamente transformado por el dolor acumulado hasta el extremo de arranca arrancarse la piel y la carne para hacer aparecer al hombre nuevo, duro, frío y disciplinado, y que se ocultaba bajo el anterior atormentado ser. Toda la historia, las letras y la película, giran en torno a un continuo despliegue de escenas psicológicas donde el simbolismo y los significados pugnan por salir y ordenarse en el duro drama del protagonista.


“Será mejor que corras como el demonio
será mejor que te maquilles la cara
con tu máscara favorita
con tus labios abotonados
y tus ojos como persianas
y tu sonrisa vacía
sobre tu corazón hambriento.”

The Wall es una obra maestra, única, cuyo mensaje es un cruel golpe a la sociedad, al sistema que la sustenta, a sus valores y mecanismos, y sobre todo  a la propia psicología del individuo como víctima de todo el proceso. Dicho de otra manera, The Wall es una apisonadora brutal que no deja en pie ni un pilar humano y social. Un proceso que lentamente arranca las almas torturadas por sus miedos y existencias, pero con una gran capacidad de imaginación y catarsis se plasman en un celuloide gracias al talento de su director Alan Parker. The Wall es una obra que es capaz de conjuntar diferentes generaciones, desde jóvenes a mayores abuelos, pasando por sus distintos intermedios. Como dice una de las canciones del film…  

Papá ha volado a través del océano
dejando sólo un recuerdo
una instantánea en el álbum familiar.
Papá, ¿qué más dejaste para mí?
Papá, ¿qué dejaste atrás para mí?
Después de todo, no fue más
que un ladrillo en el muro”
Después de todo, no eran más
que ladrillos en el muro.


Carlos Flaqué Monllonch

miércoles, 10 de octubre de 2018

LA SENSUALIDAD HIPERDIMENSIONAL DE GIULIANO BEKOR

"Levanto la cámara con la emoción de un niño, trato cada proyecto como si fuera la primera y la última oportunidad que tomaré".

GIULIANO BEKOR


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          Guiliano Bekor es un fotógrafo de moda norteamericano afincado en Los Ángeles, California. Su depurado trabajo incluye algunas de las más prestigiosas marcas de la industria, retratos de famosos y trabajos para diferentes campañas publicitarias de renombre. Para él la fotografía es un concepto iconográfico que nace dentro del artista y luego se traslada a la realidad cotidiana a través de la imaginación, el talento y las habilidades técnicas, todo ello amalgamado bajo la influencia  del color, la luz, el espacio, la forma y el tiempo. Como artista organizado primero esbozo sus ideas en papel y luego procede a usar la cámara. Gracias a este proceso de brainstorming, bocetaje y registro, llega el arte final perfecto. Sus imágenes lo demuestran por sí mismas.


          Para Bekor el cuerpo humano es una fuente de inspiración, en especial cuando se halla desnudo y libre de las improntas sociales, pero también cuando es ataviado bajo diversos materiales que moldean una dimensionalidad diferente ye igualmente atractiva. El cuerpo  es un compendio de geografía y de diversas ciencias. En el confluyen todos los procesos de la naturaleza y la humanidad. A través de su estudio gráfico es posible generar imágenes  con distintos significados. Las extremidades, los torsos, los músculos, las pieles, los huesos, los volúmenes y las formas, van emergiendo como una escultura brillante pero flexible. Sus colecciones son como una galería abierta del cuerpo y alma humanos, esculpidos entre lo urbano y lo salvaje. Luces finas y duras terminan por pincelar las texturas vaporosas bajo diversas sensaciones táctiles.




         Giuliano Bekor es un mago de las ideas. Cada exposición es una transformación de sí mismo, de sus modelos, de todo lo que le envuelve. Sus trabajos son intensos y profundos, marcan la tensión eterna entre lo fugaz y lo permanente, entre lo masculino y lo femenino, lo heroico y lo cobarde, lo descarado y lo vergonzoso, todo ellos eternos dilemas de la filosofía y de la psicología aplicadas. Estamos pues ante un profesional de la fotografía de vanguardia, que trabaja bajo una incansable creatividad laboriosa tanto en su faceta comercial como la experimental. Como fotógrafo comercial mueve firmas de diversos sectores que el mismo clasifica como “ENTERTAINMENT” (Bazaar, ELLE, Genlux, Parade, IO, Donna, Prestige, FHM, Kurv…), “BEAUTY” (Elisabeth Arden, Chanel…), “FASHION” (donde incluye las más grandes firmas de moda) y “ADVERSINTING” (Martini, Bench, Merchant, Bebe, Bacardi, Grey Goose, Teno, Lugano, Rock & Republic, Hello Kitty, IPhone...) Todos sus trabajos muestran el máximo esplendor de su talento manifestando encuadres, perspectivas y escenificaciones muy originales. Sin lugar a dudas es un maestro en el manejo de las ideas y de su conceptualización, del color, de la iluminación y de los atrezzos. En su línea más innovadora, llamada “FINE ART”, las colecciones adquieren dimensiones de una belleza y originalidad sin precedentes, llegando a extremos que precisan su propia clasificación y análisis.





Dentro de este inmenso conglomerado Bekor diseña sus fantasías gráficas bajo la inspiración de diferentes técnicas del mundo del arte. Sus 22 colecciones de “FINE ART” definen la inmensidad creadora de este gran artista. Veamos parte de sus colecciones.

Por ejemplo, en “MODERNISMO” utiliza la perforación “Op-Art” y el “puntillismo” sobre el cuerpo desnudo de sus modelos, logrando que sus superficies dérmicas se descompongan en formas circulares que ondulan entre los límites del blanco y negro. Gracias a ello alcanza una multiplicidad cromática de patrones repetitivos y diversos que -a modo de psicología gestaltiana- llegan a convertirse en estados celulares puramente esenciales y abstractos.



Other" series by Giuliano Bekor -- JM Art Management | PRLog

Con la denominada “EMULSION” el mundo de Bekor se sumerge bajo el agua y las substancias aceitosas, generando una química colorista y calidoscópica imposible de ser detectada dentro de los cánones de visualización normalizada. Son formas transformadas, que explosionan, se deshacen y se desvinculan de su estado químico inicial para invadir el rostro humano. Cada imagen representa un tramo del tiempo, una congelación del espacio en las coordenadas de los sueños. Son como pastillas flotantes  o líquidos dinámicos que trazan rutas formales entre los surcos dérmicos. En este trance Bekor juega con los desenfoques gaussianos, las ondulaciones y los gorgoteos, las burbujas y los soplos delimitados de color, construyendo en su conjunto toda una amalgama psicodélica que provoca un clímax casi sexual.

Su otra colección “SUBMERSION” nos sumerge  a las profundidades de los abismos húmedos, al cosmos oceánico. Es una ensoñación que flota en el tiempo, donde el espacio no es accesible al simple humano. Son caras burbujeantes que se dinamizan como perlas hirvientes, latiendo melancolías como las sirenas de la nada acuática.

“OCTOPUSSEY” está inspirado en la famosa película de James Bond. En esta colección se funden humanos y cefalópodos. Para vincular ambas especies Bekor se asocia con la famosa pintora corporal Joanne Gair, y ambos construyen una gráfica corporal que combina varias técnicas: la pintura, la fotografía, la proyección y el control intencionado de la luz y el color. La finalidad es crear una atmósfera extraña que desarrolle formas y texturas dando la sensación de estar viendo criaturas cefalopóidicas.  Es un juego perverso de erótica lasciva que deambula entre la realidad y la fantasía puramente visuales. Desnudos cubiertos de ventosas, sumergidas entre múltiples tonalidades, puro cosmos animal que edifica y devora la imaginación bajo las entrañas de una hipnosis ocular octópoda.

“ECHOES” Bekor escapa de la humanización, del cuerpo y del rostro puramente humano, para penetrar en una esfera totalmente distinta, la sensualidad eléctrica de las materias orgánicas. Se trata de una vorágine flotante de flores y restos inconcretos que nadan majestuosos entre óleos y agua, entre matices disueltos y vibraciones indefinidas, diseñando senderos hacia una visión calidoscópica de provocación y rapto sexual.

En “METAMORPHOSIS” Bekor define la vida como una constante transformación física y emocional. El ser humano siempre está sujeto a los cambios hacia la perfección y Bekor teje esta historia con aguja e hilo de oro. Para ello el artista usa varios combinados: una gran dosis de negro y la aplicación posterior del color, logrando una relación casi sexual que excita los sentidos y engendra una tensión extrema. El fetichismo naturista se sintetiza como la forma sublime de la mariposa, el eterno símbolo lepidóptero que refleja la constante mutación de la existencia. Colores máximos, texturas muy definidas y total conversión del negro como fondo y origen de la nada a la completa ausencia o explosión vital. El color es la penetración que conforma la metamorfosis definitiva.


“WILD HORSES” es el culto a la bravura, al narcisismo, a lo instintivamente salvaje e inteligente, todo ello cristalizado en la figura del hombre como metáfora de fuerza y nobleza. Es una clara fusión entre lo equino y lo antropomórfico, remarcando el contraste del músculo y la fibra de la carne. La luz facilita el relieve de las texturas y el volumen es una ondulación infinita de belleza sublime. Es puro blanco y negro, con sus propios excesos, junto a los elementos externos de pinturas y proyección. Los caballos salvajes de Bekor se arremolinan entre sí para fraguar una iconografía lumínica que recuerda a la zoomorfosis mítica griega.

Giuliano Bekor

“OTHER” es otra historia, es una regresión al más puro estado de lo tribal, donde la vida existe sin la máscara de la postmodernidad. No hay alienación del ser. Todo es esencial, lejano al desarrollo y a la técnica. Como rasgo protector, el ser se cubre el alma, fuente de las vergüenzas y de las caídas. Es la ocultación de lo indeseable, de la pasión baja de las sociedades modernas. Mascarización, pinturas corporales, brillos extremos, objetos primigenios. La posición de la figura masculina se transmuta en expresión la orgiástica del drama. Son los componentes arquitectónicos que sostienen una estructura diferente e inclasificable.

“MIRAGE” es una compleja visión que intenta absorber e integrar la luz dentro del objeto y reflejarlo en el paisaje, como si fuera un espejo global de integridad. Posee varios temas donde se utilizan distintos elementos: cráneos de animales, barro árido, pieles primigenias, máscaras teatrales, burbujas de aislación futurista, emblemas étnicos, mimetismo terrenal, artilugios de esgrima o flora seca. El cuerpo se integra con todo ello en la brillante superficie dérmica del negro sobre fondos áridos y blancos cuarteados. Es un juego sucio y puro de supervivencia.

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“SCULPT” es culto al cuerpo masculino, bajo una perspectiva de corte clásica y sensual, rozando una erótica fina y envuelta entre un componente corporal oscurecido, máximo relevante humano de la oposición a la luz. Es un proyecto que ensalza la belleza de la máquina, el engranaje perfecto que aúna resistencia, potencia, fuerza y equilibrio, casi siguiendo los parámetros estéticos de los artistas del futurismo vanguardista del siglo XX. Bekor contrasta el brillo extremo con los valores que definen la perfección del cuerpo: la musculación de lo masculino y la delicadeza de la feminidad.






          Por su parte “CONTENDER” abarca el esfuerzo del hombre en la superación de sus propios límites. Deportes, lucha, retos, o regresión a lo maternal bajo posiciones casi fetales, todo0 ello marca el inicio del gran ímpetu que supone conquistar la vida. Es un compendio de figuras atléticas como símbolo humanístico, héroes modernos reflejados en paisajes limpios donde el protagonismo es la propia existencia del triunfo y al mismo tiempo la soledad.

          “FETISH” hunde sus raíces y significados en la inmensidad del erotismo del hombre y sus fetiches. Es un mordaz mensaje con un fuerte componente psicológico donde la forma corporal por sí misma es pura poesía y blasfemia según para qué mentes. Este amor extremo hacia los objetos sexualizados los convierte en ritual de culto. Detallismo, primeros planos, luz cenital o lateral, con el fin de textualizar radicalmente las formas y realzar los brillos.

          “WORN” representa una pugna entre lo desgastado y lo bello. Bekor parte de que la vida es una cuerda tendida entre dos extremos la cual se mantiene bajo un tenso equilibrio. Esta cuerda empieza a ceder cuando en ella se asienta parte de la realidad o del objeto/sujeto. Entonces el tiempo empieza su avance y lo sostenido inicia su deterioro hacia su caída y muerte. Ello significa que las cosas y las personas están presas de un tiempo que va corrompiendo lo externo pero mantiene la interioridad, la esencia joven a pesar de la sequedad y el agrietamiento de lo corpóreo y externo. Es una metáfora hegeliana, una dialéctica opuesta entre lo vivo - producto de su nacimiento y fin - y lo que avanza o retrocede cambiando de estadios, dejando a su paso siempre la belleza como clímax sublime de perfección artística.

          “ODISSEY” es la dimensión mítica y legendaria de los guerreros griegos o espartanos bajo las formas herculinas bañadas en oro como símbolo de divinidad y riqueza, de la conducción y la fortaleza eterna. Son figuras que parecen estatuas vivas, que glorifican la grandeza de las conquistas y la gloria de la Humanidad. Pero en su más remota psique esconden el drama de los tiempos inmemoriales. Oro sobre fondo negro para acentuar el contraste y la luminosidad de la potencia histórica del hombre pero al mismo tiempo el  inmovilismo metálico que refleja la frialdad de los sentimientos y la parálisis de la vida.

         “WILD CATS” es la fusión de la feminidad como felino, salvaje y espiritual, una mezcla explosiva de sensualidad agresiva, inteligencia y sensibilidad sutil que matiza sensaciones minimales en los sentidos. “WILD ABOVE” en cambio recoge una visión antropomórfica y zoomórfica de las figuras a fin de fusionar plásticamente lo humano y lo animal remarcando ciertos atributos físicos, psíquicos y de belleza. Proyecciones animales sobre la piel masculina y femenina, posterior composición de las poses sobre fondo negro con el fin de formar periferias vivas que asemejen animales salvajes. “WILD BELOW” agrupa lo humanamente corpóreo con proyecciones marinas o subacuáticas de variados elementos como texturas, gotas de agua, peces, flora y restantes elementos que habitan bajo los mares. Es un mundo donde la humedad latente explosiona y se convierte en el símbolo de la creación: la vida se inició en el medio acuático.

         “ELEPHANTS” es un proyecto que está todavía en construcción y por tanto aun no es visible en la web del artista. Sin embargo, como su nombre indica, establece una relación de belleza, fuerza y volumen humano con los valores centrados en la gran masa de los elefantes como mamíferos proboscídeos.

          “CORONET”, es una parodia de lo masculino hacia la feminidad, mostrando que la belleza y fuerza masculinas deben contener parte de femenino para lograr ser un elemento cercano a la perfección global de la vida. Finalmente “REVOLTES” una inmersión al movimiento y una parálisis del mismo en el mundo del ciclismo. Todo ello es visto desde diferentes ángulos y congelaciones de terrenos donde los fondos son la Nada blanca y el objeto el Todo flotante. El aire es como un estado de flotación permanente. El contraste añade oposición y centra la mirada en la acción que se representa.


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          Visto esto podemos decir que Giuliano Bekor es pura moda, vanguardia elevada al cubo y una celebridad que combina la comercialidad con la magia de las bellas artes combinadas. Gracias a ello consigue forjar una arquitectura diferencial única en su diverso estilo. Su innato compromiso en la profesión y en su completa entrega a mejorar cada vez más sus propios retos, le conducen a perseguir técnicas innovadoras y a desarrollar una habilidad experimental en la profesión. Otras colecciones son “BUTTERFLY”, “FACESCAPE”, “ART OF FISHNET” o “WILD BELOW”.

          Las fotografías de Giuliano Bekor evocan dramas y sensualidad, mundos en colisión y fusión, pura teoría de los contrarios fusionada para establecer el equilibrio en un universo dominado por el caos y la imperfección. No contento con producir imágenes simplemente preciosas, profundiza para descubrir sus inherentes vulnerabilidades y fortaleza. Penetra en dimensiones que otros no pueden vislumbrar. Su dominio de las técnicas y la voluntad de incorporar elementos impredecibles, intensifican aún más sus emociones estéticamente atractivas y técnicamente revolucionarias. Con él todos los sujetos se transforman en iconos eternos y míticos ya que a través de su lente genera un cosmosgráfico globalmente perfecto.

Mas info: https://www.facebook.com/GiulianoBekor/

Carlos Flaqué Monllonch

viernes, 19 de enero de 2018

LAS PEQUEÑAS MUERTES DE BROOKE SHADEN



Brooke Shaden es una jovencísima y excelente fotógrafa norteamericana que nació en Lancaster, la ciudad de la Rosa Roja, Pensilvania, USA. Ese mágico lugar cautivó muy pronto su exquisita sensibilidad para eternizar los sentimientos de la naturaleza y del alma humana, especialmente, el mundo de la sensibilidad femenina. Su impresionante trabajo es una extensa enciclopedia de fotografía psicológica, donde la imaginación y los conceptos se entremezclan con una depurada técnica para elaborar sublimes poemas gráficos, un cosmos impactante de significados existenciales que erizan la sensibilidad hacia extremos imposibles.

Sus imágenes se registran como resultado de sesiones fotográficas previamente conceptuadas, poniendo una especial atención en el tratamiento posterior de la toma y del procesamiento. Su intención es diseñar, registrar y transmitir las emociones más intensas que se agitan en el interior del ser humano, emociones tristes que golpean y azotan las entrañas que ella misma denomina Pequeñas Muertes”.





Básicamente a Brooke Shaden le gusta fotografiar sus mundos bajo formatos cuadrados. Este marcado espacio de líneas iguales, le permite compactar y transmitir una sensación de estabilidad, serenidad y solidez  muy especiales que refuerzan su propio mundo de significados.

“Hago casi todas mis fotografías en mi apartamento,
lo que suele resultar bastante difícil pues solo tengo una habitación, además de una pequeña cocina y un cuarto de baño. Por suerte para mí, tengo una pared blanca y algo de luz solar”

Sus modelos apenas revelan sus rostros; eso confiere un aura de misterio y dolor en todos los seres vivos que aparecen en sus historias. Sus figuras modeladas son casi siempre damas en estado de caída, ninfas que florecen y decaen como presas en sus propios estados de ánimo o bajo las influencias externas. Rara vez incorpora elementos masculinos, probablemente porque los considere anti símbolos de la vida y de la sensibilidad. Su tendencia a lo femenino deambula como una geografía flotante que se encaja en las evoluciones de diversos espacios sensitivos. Asimismo esta feminidad representa distintos espejos de vida que reflejan el universo oculto de las almas anímicamente “tocadas”. Suspensiones, cuerdas, mariposas, pájaros, líquidos, paraguas, raíces, hojas, flores, frascos, jaulas… constituyen algunos de los elementos más habituales en sus posados femeninos.






“Creo que existe una verdadera belleza en el sufrimiento,
en la historia que lo acompaña”

Brooke Shaden suele trabajar con el autorretrato psicológico, entendido este como una forma directa de situarse en el interior de los mundos en los que desea vivir, universos herméticos, llenos de pulsaciones y experiencias personales y ajenas, escondidas pero que flotan inertes en la espesura interna de la intemperie agresiva, esperando ser liberados. Su ser interviene como un símbolo de desconsuelo femenino más que como figura física. De ahí que “Pequeñas Muertes” sea una de sus series más impactantes, pues en ella se sintetiza una marcada fusión entre la angustia del ser y la belleza de su esencia física.

Shaden se inició en la fotografía a finales de 2008, cuando se graduó en la Universidad de Temple con una licenciatura en Cinematografía e inglés. Muy prontamente empezó a publicar sus trabajos en Flickr. Su intención era transmitir las fuertes emociones que impregnan la vida de una mujer, fotografiar su mundo interno y hacer imágenes hermosas que los demás encontraban turbadoras.

“El objetivo de la fotografía es hacer que las cosas que los demás encuentran inquietantes y duras sean hermosas”

Su impresionante portafolio nos demuestra cómo la imaginación y el esfuerzo pueden ser las mejores herramientas para crear un trabajo lleno de significados y como mujer de artes, nos demuestra su pasión por la poesía y todo lo que implica una profunda narrativa visual.





“Desde pequeña he sido una chica muy conectada con la naturaleza. Crecí al aire libre por lo que uno de mis recuerdos más felices era cazando a punta de flecha con mi padre, jugando en el patio o haciendo fortines en los árboles. Siempre he tenido una gran imaginación. Quería ser escritora, luego cineasta y finalmente me convertí en fotógrafa. Esto ocurrió en diciembre de 2008. Me acababa de graduar de la universidad y había creado un cortometraje que resultó “menos que perfecto”. En es e tiempo me estaba preparando para mudarme a Los Ángeles con el objetivo de hacer cine. Entonces, recibí la llamada de un amigo que me enseñó Flickr y me sugirió que apostara por la fotografía. Desde que tuve algo de tiempo, me decidí a seguir adelante con ella. 



En aquél entonces ya tenía mi cámara digital… Creo que crear un estilo es lo más importante para que un fotógrafo sea diferente al resto; es algo que nace y evoluciona con la propia persona. Cuando dependes de ti mismo es crucial tener una rutina, una jornada de todo, así es que estoy a menudo hurgando n tiendas de segunda mano para seleccionar aquello que pueda servir para construir una buena escenografía. Siempre he estado fascinada por la vida y la muerte, y específicamente por la oportunidad de retratar la vida por la muerte y la muerte por la vida. Si hay un mensaje sólido que se ejecuta a través de mi trabajo, es cuestionar lo que significa estar vivo y con ello nuestros deseos más ocultos. Trabajo desde hace tiempo con varios que se han convertido en amigos cercanos y han tenido que hacer cosas muy extrañas para que pueda hacer un buen disparo. Los encontré a todos por casualidad. Mi idea es presentar fotografías de un modo más pictográfico. Uso Photoshop no sólo para añadir misterio, intriga y especificidad a mis imágenes, sino también para crear el formato cuadrado y construir un marco a partir de la combinación de varias imágenes”.




Brooke Shaden es arte oscuro puro, un microcosmos que permite a los espectadores hacer volar su imaginación, conduciéndolos al mundo de los ensueños o las inquietudes internas. La forma de posicionar las modelos remarca ya la belleza natural del cuerpo femenino junto a una expresividad emotiva que emana de su interior. Son imágenes que denotan los azaramientos que configuran y amenazan la psique de la mujer, la incomunicación, el aislamiento, el miedo, la quiebra moral, las fantasías, los anhelos, la pasión, la delicadeza, la inteligencia, la intuición…

Lo más sorprendente de las imágenes de Brooke Shaden sea quizás su ímpetu por los detalles y su forma de explorar los sentimientos y miedos de la mujer, usando una variedad de técnicas para crear diversos estados de ingravidez y levitación. Esta técnica, que luego se perfeccionó en Adobe Photoshop, permite la ilusión de que el modelo esté flotando en el aire. Este procedimiento ha llevado a Brooke a la creación de fotografías bajo el agua, desafiando todo tipo de dificultades.

“Creo que el marco cuadrado permite al espectador asistir
al nacimiento de un nuevo mundo, en lugar de ver una fotografía
con la relación de aspecto fotográfico típico”



Brooke opina que la fotografía debe contar historias, devenires entre un ir y volver, ciclos vitales que nacen y mueren misteriosamente en un espacio y tiempo determinados, algo así como una especie de catarsis psicoanalítica entre la muerte del ser y su renacimiento. Es un artista que inhala todo el proceso del ser.

“Creo que crear un estilo es lo más importante para que un fotógrafo  sea diferente al resto; es algo que nace y evoluciona con la propia persona. Cuando dependes de ti mismo es crucial tener una rutina, una jornada de trabajo completa. Por eso me gusta despertar a una hora decente, alrededor de las 7 am. Me interesa mantenerme al día para tener una actividad fluida así es que parto revisando mi correo. En el trayecto aprovecho de buscar nuevos lugares para disparar. Por lo general, las tardes y las noches, las tengo reservadas para sesiones fotográficas y prop-making. Luego me voy como una niña temprano a la cama, y a menudo puedes encontrarme trabajando hasta entonces… Es el precio de amar lo que haces”

Brooke Shaden siempre he tenido una intensa fascinación hacia el arte oscuro. Para ella la oscuridad es algo que forma parte de la vida diaria porque permite trascender el espectro normal de la realidad y llegar a un mejor conocimiento de nuestra esencia. Sin embargo, nuestra cultura nos muestra un temor infundado a la muerte o a los estados de melancolía o caída. No deberíamos temer estas sensaciones y procesos, tenerles miedo contradice nuestras creencias. Las religiones nos inculcan que tras la vida, la muerte permite alcanzar el máximo estado de gloria, porque nos libera de la esclavitud de la diaria realidad y nos fusiona con la esencia de los eterno y divino. Sin embargo tenemos miedo y asociamos todo ello al horror y la pérdida.



Para Brooke Shaden la oscuridad es pues algo que muchas personas evitan ya que obliga a cuestionar cosas que a menudo no se quieren pensar. Pero conocer el final de la vida nos libera de muchos temores.  Regresar a la profundidad de lo originalmente intangible. Quizás por ello Brooke Shaden es una amante de la fotografía subacuática porque le permite acceder a un mundo desconocido para la gran mayoría de personas, a una especie de inmersión maternal. Shaden ama jugar con el tiempo y sus límites y la sumersión liquida del ser le permite manipular esta variable. Los espacios líquidos no permiten a los seres humanos existir durante largos períodos de tiempo, sin embargo, la fotografía permite detener este instante cero permitiendo estar sumergido toda la eternidad. Es un momento de máxima expresión ya que los elementos líquidos representan la oscuridad y el misterio, la vida y la muerte, el principio y el fin, la tesis y antítesis siguiendo la filosofía dialéctica de Hegel.



Carlos Flaqué Monllonch