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BLOG DE CRÍTICA Y REFLEXIÓN SOBRE ARTE Y ACTUALIDAD CULTURAL

viernes, 14 de febrero de 2020

VASIL LEVSKI, EL APÓSTOL DE BULGARIA



"Debemos tener una sola bandera, y en ella las palabras:
santa y pura república"
"Son las obras lo que necesitamos, no las palabras”
"Si yo gano, gano para todo nuestro pueblo; si pierdo, pierdo sólo a mí mismo"

VASIL LEVSKI

Cuenta la leyenda que cuando Dios decidió repartir el mundo entre los pueblos, los únicos ausentes fueron los búlgaros, porque seguían trabajando en el campo. Cuando ya nada quedaba por repartir, Dios se acordó de ellos y premió su laboriosidad obsequiándoles un pedazo del Paraíso: el centro de los Balcanes, al que llamaron Bulgaria.

Bulgaria es una de las tierras más desconocidas de Europa. Su historia es tan potente que conocerla eriza de cualquier ávido de conocimiento. Es una historia repleta de dolor y sangre, de luchas constantes, dada su estratégica ubicación: el corazón balcánico, única puerta para penetrar por el sura desde Asia a Europa. Los otomanos vieron la oportunidad de expansionar su imperio hacia Europa y decidieron apoderarse de la zona.

Desde finales del siglo XIV hasta finales del siglo XVIII, Bulgaria fue dominada por los turcos. La Iglesia ortodoxa fue suprimida y sometida al Patriarcado otomano de Constantinopla. Esto provocó que la Iglesia búlgara se helenizara y abandonara el “eslavón” (1) en sus ritos. La aristocracia fue liquidada y la superviviente deportada a Anatolia u obligada a convertirse al Islam. Pero, a pesar de la profunda represión, una gran parte de resistentes búlgaros lograron mantener sus creencias cristiano-ortodoxas, excepto en el suroeste del país, donde se concentró una minoría de conversos musulmanes llamados “Pomacos” (2). Bulgaria  permaneció sometida por los turcos durante cinco largos siglos hasta que, a comienzos del siglo XIX, empezó a despertar el ansia de libertad e independencia búlgaras gracias a los emergentes nacionalismos liberales europeos. Y justamente en abril de 1876, algunos búlgaros crean el llamado “Comité Revolucionario Secreto Búlgaro”, y hacen estallar el levantamiento armado conocido como “Sublevación de abril”.  Lamentablemente la revuelta fue reprimida por los otomanos con extrema crueldad. Innumerables aldeas fueron saqueadas, quemadas, arrasadas y las víctimas se contaron por decenas de miles, sobre todo en las ciudades de Batak, Perushtitsa y Bratsigovo. Las masacres fueron tan  sangrientas que provocaron la reacción de la opinión pública y diplomacia europea, lo que propició una campaña contra los "horrores búlgaros". Aprovechando esta matanza de eslavos, Rusia declaró la guerra a Turquía (1877-1878) en abril de 1877. En el conflicto intervinieron también el ejército rumano y búlgaro. Finalmente la guerra terminó con la completa derrota de Turquía y la proclamación de la independencia de Bulgaria.

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Muchos fueron pues los rebeldes búlgaros que en la rebelión de  abril se convirtieron en héroes nacionales. De todos ellos el más admirado fue Vasil Ivanov Kunchev, apodado Vasil Levski, el más grande revolucionario y héroe búlgaro por excelencia. Toda Bulgaria admira y respeta la memoria de este fascinante hombre, hasta el punto de ser venerado como a una leyenda. Levski nació el 18 de julio de 1837, en la ciudad de Karlovo, al sur de los Balcanes, justo cuando el país estaba invadido por imperio otomano y sus constantes atrocidades. Conocer esos horrores generó la conciencia de Vasil quien dedicó su vida, esfuerzo y energía a la liberación de Bulgaria. Es por eso que es conocido como “El Apóstol de la Independencia Nacional de Bulgaria” y un líder revolucionario con las actitudes de un león: fuerza, dominio, destreza y valentía.

Inspirado en la Revolución Francesa, Levski apostó por el alzamiento armado de todos los búlgaros contra el Imperio otomano. Imaginó una República Democrática en Bulgaria, donde primase la libertad de expresión, de ideas y de asociación. En 1869 comenzó la organización de los comités revolucionarios y en 1872 la red de comités clandestinos estaba establecida y comenzaron a atacar. Las autoridades otomanas hicieron muchos esfuerzos por capturar a Vasil, pero muy hábilmente se escondió en los templos ortodoxos más inaccesibles. La mayoría de los búlgaros creen que el Monasterio de Rila fue utilizado como cuartel general por el propio Levski. Finalmente, Levski fue capturado en una taberna al este de Lovech, cerca de la ciudad de Pleven. Se cree que fue traicionado por un sacerdote llamado Krastiu. Murió en la horca el 18 de febrero de 1873. Tenía 35 años. Los comités búlgaros siguieron actuando tras la muerte de Vasil, aunque la Revolución de abril de 1876 no llegó a buen puerto, pero si fue el principio del fin de la dominación otomana. En 1878 Bulgaria recuperaría su independencia. Tras la guerra entre Rusia y Turquía (1877-1878), en el frondoso paso de Shipka, rusos y búlgaros acabaron con los cinco siglos de tortura otomana. Y el 3 de marzo, el cual el imperio otomano reconocía la independencia de una gran Bulgaria. En base a ello, cada 19 de febrero el país rinde homenaje a Vasil Levski. Una vocación revolucionaria y unos sueños de libertad que son recordados año tras año en toda Bulgaria. Sin duda, Levski es el gran héroe nacional.

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La figura de Vasil Levski es totalmente desconocida para la mayoría de los ciudadanos occidentales. Y, sin embargo, la historia de los comités búlgaros parece el preludio de algo mayor que vendría después: los soviets y el derrocamiento del zar de Rusia.

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(1) Idioma litúrgico de la Iglesia ortodoxa búlgara, rusa, serbia y otras iglesias ortodoxas eslavas.
(2) Grupo étnico cuya religión es musulmana y que se localiza esencialmente en Bulgaria Grecia y Turquía, entre otros países balcánicos. En Bulgaria la teoría más extendida es que se trata de búlgaros que se convirtieron al islam en el período otomano para librarse así de la “djiziya”, un impuesto cobrado por los gobernantes turcos a los no musulmanes en todos los Balcanes.

jueves, 6 de febrero de 2020

LA GRAN BELLEZA




“¿QUÉ ES LO QUE PRETENDE LA NOSTALGIA?
ES LA ÚNICA DISTRACCIÓN QUE TENEMOS A LOS QUE YA NO NOS QUEDA FE EN EL FUTURO”
    
      Ayer, por recomendación de un buen amigo vi la película LA GRAN BELLEZA, de Paolo Sorrentino, una extraña e hipnótica película italiana donde el director explora las miserias y escasas virtudes de la alta sociedad romana, a través de la sorna y la simpatía, la intelectualidad y el decadente esnobismo pedante. Sin duda, estamos ante un film poco entendible para el gran público, en el cual se evidencia, de manera maestra, la falsa consciencia que ilumina las altas esferas de la jet set romana, en cuyos círculos viciosos se destila la ascendencia y caída de la belleza en todas sus formas bipolares, alicaídas y pedantes. Se trata de un film de difícil digestión, pero hábilmente estructurado bajo una inusitada belleza guionística y audiovisual. A partir de ahí, la película es un pleno desarrollo entre mundos dispares y enfrentados, arropados por el constante movimiento de la cámara, la transición de ingeniosos planos que expresan un vaivén excitante entre realidades distintas y paralelas y relaciones interconexas y divergentes en sus respectivos espacios y tiempos. Podríamos decir que todo el film es una jugada maestra y extrema sobre la vida y la belleza despojada de sus artificios y pretenciosos envoltorios.

"CONOCER A MUCHA GENTE ES GARANTÍA DE INFELICIDAD"

      Personalmente el film me ha fascinado. Aún estoy dándole vueltas, pues hay muchísimos simbolismos y significados, pero a su vez, me ha descolocado por completo. No sabía a qué iba a enfrentarme. Y me ha abofeteado el cerebro pues no había tomado referencias con anterioridad. Eso es el trauma de abrir una puerta y ver la gran bestia a 20 cm. de tu cara. Pasado el susto, uno empieza a ver las maravillas que se esconden en sus terribles arrugas. Es así como quitas la piel falsa y descubres la belleza en sí misma, en su estado puro. Pero insisto, al margen del hilo argumental de la cinta, del simbolismo yacente que transmite, o las tremendas colgaduras dialécticas de los personajes en sus fiestas o intimidades, el movimiento constante de la cámara, los sucesivos planos y encuadres cinematográficos, son una autentica pasada. Pura poesía y arquitectura visual. Sin duda, es una película para verla más veces, porque posee muchísimas lecturas y de ellas sacar interpretaciones diversas. Es una película para deconstruirse y reconstruirse incesantemente y cuya resolución final es sorpresiva a cada visionado. En ella la observación de las imágenes es clave, sólo así se hilvana la complejidad de la belleza en el tiempo oportuno (recordemos la escena de las fotos del niño a hombre en el medio círculo del espacio no finito entre lo antiguo y externo). La película un “crescendo continuum”, con múltiples pulsos subliminales. Los "flash-back" emergen como marcadas referencias que reordenan el viaje temporal hacia los contrastes más extremos de sus contradicciones distintas: pasado-presente, belleza-fealdad, juventud-vejez, inteligencia-estupidez, vanidad-sencillez, plenitud-vaciedad, vida-muerte… etc.

“EL FUNERAL ES LA CITA MUNDANA POR EXCELENCIA”

      Esa frase me fulminó, porque en ella se percibe el hedor de la hipocresía social. También me dejó petrificado la escena donde el protagonista principal, Jep Gambardella (Tony Servilo), desenmascara la farsa exudativa de su amiga Stefania (Galatea Ranzi) al intentar darle sin éxito lecciones sobre ideología, moral y valores existenciales, justamente a un tipo que va sobrado de todo, que no engaña y es dolorosamente honesto consigo mismo, aunque duela a los demás y que a pesar de haberse alejado de la creación, ha sabido mantener su espíritu crítico. Eso le hace sentirse solo, no creyente en nada, pero a vez, transeúnte de esa vida que no supone compromisos ni exigencias; porque al fin y al cabo vivir es SIMPLEMENTE VIVIR. De ahí que habiendo escrito solo una novela en su vida, cuando todo parecía con sentido, se auto pregunte…. Para qué hacerlo si en el fondo todo es un trucaje, incluso la propia vida. Recordemos sus últimas palabras…

      “Todo termina con la muerte, aunque primero ha habido una vida escondida… guardada bajo la frivolidad y el ruido, el silencio y el sentimiento, la emoción y el miedo, junto a los demacrados e inexistentes destellos de la belleza, la decadencia y la desgracia, y el hombre miserable. Todo permanece sepultado bajo la cubierta de la vergüenza de estar en el mundo. Existen otros lugares, otras cosas, pero a mí no me importan (…) En el fondo todo es un truco.”


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Carlos Flaqué Monllonch