Ambientada en el Madrid actual, la historia está inspirada
en el relato corto 'The Minions of Midas' de Jack London. Víctor Genovés (Luis
Tosar) es un influyente empresario que sufre una curiosa extorsión: si no
accede a pagar una elevada suma de dinero a los llamados ‘Favoritos de Midas’,
éstos matarán a una persona al azar, indicando de antemano el lugar y la fecha
elegidos. Posteriormente irán añadiendo nuevas víctimas hasta completar su
objetivo. ¿Cuántas muertes será capaz de sobrellevar el protagonista antes de
caer en un profundo sentimiento de culpa? ¿A qué le conllevará este duro
dilema?
Estamos ante una serie española con un argumento de ficción muy original, que atrapa
desde los primeros minutos e hipnotiza para su continuidad, sin embargo, no está exenta de hándicaps y mejoras. En esta
primera temporada se percibe ya un desarrollo muy lineal, con escasos canjes de
ritmo, personajes planos e interpretaciones frías y forzosas, sobre todo
teniendo en cuenta que una buena interpretación siempre debe generar emociones que
logren sensibilizar al espectador. En el caso que nos ocupa, la historia de
Midas arranca muy intensamente pero poco a poco se va diluyendo hasta alcanzar el grado de decepción.
En un análisis más profundo cabe decir que en ciertas escenas falta dramatismo, profundizar en algunas subtramas que surgen atractivas, y como no fortalecer y vincular los contextos de todo
lo que sucede al compás de una mejor coherencia y rítmica narrativas. Hay episodios que son tan
planos y repetitivos que incluso resultan aburridos. Además, ciertas reacciones de
algunos personajes resultan muy incoherentes. Tampoco acaba de matizarse la
conexión entre los frentes que se narran en la historia; por ejemplo, los sucesos en Siria y la revuelta en
la capital española con la trama que generan los llamados ‘Favoritos de Midas’. Hay en todo ello alejamiento y por tanto desorden. Y es que la serie trata de plantear varias cuestiones y escenarios al mismo tiempo que
no acaban de hilvanarse para que resulten coherentes con la trama
general. A partir de este desorden varias expectativas se desequilibran por sí mismas en pos a una
excesiva superficialidad. Se carece de puentes que permitan el transito comprensible de muchas de las cosas que suceden en la historia.
A pesar de estos matices, la serie resulta atractiva y quizás
lo más importante es el mensaje que trata de transmitir como fondo: el que estamos
controlados por grupos de poder invisibles que operan desde las sombras a modo
de logias o hermandades con el fin de dominar la sociedad y hacer prevalecer
sus intereses, algo que suele suceder en el mundo real que vivimos. Esa doble
realidad entre poder y ciudadanía es el juego perverso que dinamiza la actual sociedad. Dentro de esa realidad es curioso ver que el rol que
desempeñan los medios informativos como 'Cuarto Poder' al servicio de ciertos
intereses, sin olvidarse de sus propias contradicciones e hipocresías. De momento está disponible una primera temporada que termina de forma brillante dejando abierta la puerta
a una segunda que promete giros importantes, tanto en la historia como en sus
personajes.
Conclusión. Estamos ante una buena historia cuyo plato
fuerte reside en la originalidad del guión distópico y en el trasfondo que ilustra la serie, pero
que, sin embargo, adolece de ambiguedad y zonas grises, como la flojedad
interpretativa, los personajes desaprovechados (Marta Milans, por ejemplo), la inconexión
de varias subtramas, y sobre todo, la carencia de puentes que unan la historia con los
respectivos contextos que la envuelven. Como curiosidad cabe decir que algunos ven a
los ‘Favoritos de Midas’ como un grupo operativo opaco de tendencias anticapitalistas
que usa el chantaje como una herramienta para desestabilizar las clases ricas
y transformar la injusticia social en su oponente. Sin embargo, existe otro
parecer que define a los ‘Favoritos de Midas’ como un grupo delictivo que se
aprovecha de las circunstancias y medios del capitalismo para enriquecerse.
Para logarlo utilizan el chantaje y el asesinato aleatorio de personas
inocentes y ajenas a las altas jerarquías con el fin de lograr sus propósitos. En
este sentido es curioso advertir al final del último capítulo, el coche que recoge
a Víctor Genovés dejando libres distintas interpretaciones.
Carlos Flaqué Monllonch
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