Desde hace tiempo el cambio
climático, las políticas y acciones que giran en torno al mismo, incluyendo la
actitud de la gente y de los Estados, es un tema que está presente en todas las
cabeceras mediáticas del planeta. Durante este largo período de tiempo ha aparecido un
nombre que se ha convertido en un personaje viralmente famoso, fuente de
partidarios y detractores, algunos de estos altamente corrosivos y
maliciosos. Me refiero a Greta Thunberg, la activista ambiental sueca que ha
centrado su lucha por evitar los efectos devastadores del cambio climático.
Greta es conocida por su especial forma de expresarse ante los líderes y
asambleas políticas a los que pide intensamente una acción inmediata para
abordar de una vez la crisis climática. Sus declaraciones han puesto en
evidencia a todos los estamentos del poder político, empresarial e industrial mundiales,
especialmente por su doble juego sobre el clima, generando opiniones y críticas
diversas. Lo más grave es el uso de determinadas estrategias para desacreditar
a Greta y a su familia, algo muy típico cuando se trata de buscar estrategias
de descrédito. La propia escritora Tina Lowe del Washington Examiner escribió:
“Los padres de Greta Thunberg
buscadores de fama, particularmente su madre, estrella de ópera cuya fama se
desvaneció, están prostituyendo y echando a perder a Greta, sin tener en cuenta
los supuestos problemas mentales que sufre. Al hacerlo la estaban sometiendo a
abuso infantil.”
Lo que no es ético ni moral es, desde
las plataformas de poder, la defensa de ciertos intereses político-económicos partiendo
de acciones malévolas contra un menor que padece además el llamado “síndrome de
Asperger”, un trastorno que lo padecen o han padecido muchas personas y niños,
algunas famosas como Albert Einstein, Andy Warhol, Bill Gates, Steven
Spielberg, Charles Darwin, Tim Burton, Dan Aykroyd, Daryl Hannah, Keanu Reeves,
Stanley Kubrick, Courtney Love, Syd Barret, Anthony Hopkins, Woody Allen… La
mayoría de estas celebridades han sido aceptadas socialmente gracias a su
aportación al sistema, pero en las escuelas muchos niños sufren Asperger y
generalmente son víctimas de bullying o descrédito social. En el caso de Greta Thunberg
contra la cual se utiliza el Asperger como arma de acoso y derribo personal.
Este tipo de estrategia es inmoral y define una perversidad inimaginable. Lamentablemente
nuestra sociedad busca por encima de todo proteger determinados intereses que
no convienen que sean puestos en entredicho. Greta simplemente es una chica de 16
años muy preocupada por el futuro del planeta y hace difusión de ello para
crear una conciencia colectiva que reequilibre el desvarío voraz del
capitalismo neoliberal. A su manera trata de dar un claro mensaje tocando los
puntos más emocionales de la gente afín de todos tomemos conciencia definitiva
sobre la debacle que amenaza nuestra supervivencia. No le busquemos pues los
tres pies al gato y empecemos a cambiar nuestros hábitos. Este es el mensaje.
Carlos Flaqué Monllonch